La espléndida parcela se sitúa en una frontera entre barrios muy distintos. Su límite sureste es la Avenida de los Madroños del Parque Conde Orgaz, una hermosa calle arbolada y jalonada de grandes viviendas unifamiliares con jardines muy frondosos. En el frente opuesto discurre la calle Silvano que delimita el barrio de Canillas. Aquí el ambiente urbano es más áspero y el volumen de las edificaciones crece bruscamente.
La configuración del conjunto vincula claramente el proyecto a Conde Orgaz y da la espalda a Canillas. El acceso de coches y peatones se realiza por Los Madroños. Los volúmenes de las viviendas se organizan para asomarse a la ciudad jardín y dar la espalda al barrio más denso. La totalidad de las viviendas disfrutan de grandes terrazas que se vuelcan al gran jardín privado, identificándose con un modo de vida bien definido. El proyecto es el cierre natural de la banda de espléndidos bloques de vivienda que a partir de los años setenta diseñó José Antonio Corrales.