Ruinas naturales
En la escena desplegada se solapan experiencias espaciales intuitivamente incompatibles, dentro de un paisaje artificial que dirige la mirada a la belleza de la naturaleza mediante la exposición los elementos representativos de su materialidad primigenia. Un conjunto de roca crea una topografía insólita y efímera, que sin embargo se expone casi como un monumento a la desaparición. Su propia presencia en el lugar activa la memoria de otro paisaje.
Este pequeño territorio responde a su propia lógica. Contiene dentro de sí determinadas tensiones, destinadas a ser resueltas o exploradas por el visitante. La disposición de las rocas y su escala permite un recorrido interior, ahondar en la experimentación física, permitiendo una interacción social única y propia, inmersa en la materialidad de lo natural bajo una atmósfera artificial y teatral.