Este proyecto consiste en la construcción de una pasarela peatonal entre las dos márgenes del río Manzanares y en la urbanización efímera de la superficie sobre la losa de la margen izquierda para garantizar su conexión y accesos en cuanto no se ejecute el proyecto definitivo del Salón de Pinos en esta margen.
La construcción de esta pasarela mejorará las comunicaciones a pie y en bicicleta a ambos lados del río y se plantea además como un objeto fundamental en el contexto de la lógica del Salón de Pinos, pues resuelve la continuidad de este paseo en su desdoblamiento hacia la margen izquierda. Su posición junto al tramo emergido de la M-30 intenta evitar que el espacio sobre la losa en su extremo sur se convierta en un fondo de saco, sin uso ni tránsito con riesgo de convertirse en un espacio marginal. Es por este motivo que la pasarela se ha proyectado como un elemento de unión con dos recorridos posibles, haciéndose más accesible con su forma en Y.
La pasarela es también un lugar en donde poder estar, en el que poder descansar, en el que poder contemplar el entorno sobre el que se sitúa. Se recupera para este proyecto el concepto clásico de puente-mirador, que ofrece al ciudadano un remanso y una vista singular desde la que poder contemplar fundamentalmente el río Manzanares a su paso por Madrid y la transformación reciente de la ciudad.